viernes, 26 de julio de 2013

Descorchando aquella botella.



Me he encontrado esto, en este baúl tan extraño, recuerdo la historia…

   El abuelo conoció a la abuela en un momento extraño de su vida. La abuela, como bien se sabe, es bastante creyente en la religión cristiana, hasta tal punto, que estaba de camino para internarse en aquel convento del pueblo. No se sabe bien lo que ocurrió, pero el abuelo vio a la abuela, y como buen manchego, la señaló y exclamó: -Esa pos’ pa’ mí.
Ese mismo día, el abuelo, tiró la casa por la ventana e invitó a la abuela a una botella de vino. En la primera copa, el abuelo le contó lo poco que sabía de la vida. En la segunda copa, la abuela lo entendió. La tercera copa se desvaneció la idea de hacerse monja.



   Y es así la vida, como este corcho ha pasado de unxs a otrxs, siendo guardado de esta manera, para recordarnos la historia de como un destino no está escrito, como podemos estar aquí por el amor intenso de un momento, de unas miradas de jóvenes atrevidos y como la botella es el florero extraño encima de aquella televisión vieja en casa de la abuela. 

Rosalía
Cualquier parecido a la realidad, es pura coincidencia... 

[Un ejercicio del curso, consistió en coger un objeto de una especie de baúl e inventar un relato corto, esta es la versión que realicé sobre un corcho de una botella de vino. ]


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